Poesía en lengua de signos. El camino hacia una lengua de cultura

Alicante, 01 de julio de 2009 – En el instante en que nos disponemos a leer poesía, la mente del lector espectador se prepara para ésta. El texo, más o menos conocido, haya sido experimentado antes o no, comienza a adquirir forma, a presentarse ante nosotros.

Parece que el hecho de acudir al reclamo de un poema provoca esa expectativa en el ánimo de quien lo lee. La sola idea de la necesidad de viajar a otro lugar, el cambio de género literario y de registro lingüístico, el asistir a un paisaje distinto, anima al espíritu y a que ocurra lo imprevisible, precipita en nosotros una clase de ansia por las nuevas sensaciones que experimentamos.

De hecho, el lector acepta cuestiones que no admitiría en otro tipo de textos, reconstruye y descifra imágenes, siendo capaz de adoptar nuevas perspectivas, relega al poeta al segundo plano y presta importancia al lenguaje que permite plasmar las intenciones, las intensidades.

En la poesía visual aparece de forma casi obvia la relación entre el texto escrito y sus componentes icónicos, asociados a la imagen o al sonido, con elementos como diferentes tipografías, colores y diseños variados, distribución espacial modificada o aliteraciones mediante repetición de determinados fonemas. Esta mezcla de varios canales de la comunicación provoca impresiones de sentidos muy diferentes.

Pero el texto no es sino un mero contenedor del mensaje poético, que únicamente se hace auténtico y real cuando es pronunciado, leído, escuchado. Es decir, disfrutado por los sentidos.

En la traducción de poemas escritos a la Lengua de Signos Española (LSE) los elementos del poema toman nueva vida en el espacio, adquieren ritmo mediante la repetición, la oscilación de ubicaciones o las direcciones de movimiento. También muestran un significado más completo y accesible. Así, el ánimo del espectador adquiere una nueva dimensión. Unas veces baila con la nueva cadencia que la representación del poema posee; otras, sorprendido, descubre significados esenciales a la vista. Las formas del cuerpo y de las manos estimulan la razón y se mantienen en la retina de quien las presencia: como una pintura, incluso como una danza, suaves y firmes, volumétricas, casi tangibles.

Después de más de diez años de traducción de poemas signados, y ante la próxima incorporación de poemas inéditos en LSE en la Biblioteca de Signos, por encargo de la FBVMC para este portal de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, el equipo de especialistas en este campo del Taller Digital, puede asegurar que la conciencia poética acompaña a la conciencia lingüística, y permite esperar el nacimiento de una tradición poética en LSE en la medida en que la comunidad lingüística la sienta como lengua de cultura.

 

Rubén Nogueira Fos

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