Uso racional de las nuevas tecnologías

Alicante, 14 de enero de 2011 – Las nuevas tecnologías de la información nos están transformando. El uso de textos salpicados de «links» (lo que hoy denominamos hipertextos) podría ser una herramienta que, en principio, debería fortalecer un pensamiento más crítico y creativo.

No obstante, existen ya varios estudios que indican una menor capacidad de atención, concentración y comprensión, cuando se accede al conocimiento a través de los hipertextos utilizados en Internet en comparación con la atenta lectura secuencial de un libro de texto. Al movernos on-line, es cierto que universalizamos la información, llegamos más, pero también estamos sobrecargando nuestra capacidad de procesar y almacenar contenidos.

Igualmente, la digitalización de la información con sus correspondientes aplicaciones (correo electrónico, blogs, chats, teléfono móvil) en todos los ámbitos de nuestra vida, ha conseguido que hagamos de las interferencias el patrón de nuestra forma de comunicación social.

Con esto, lo que trato de indicar es que si bien las nuevas tecnologías son un instrumento muy útil para acceder de una forma rápida y barata al vasto mundo de la ciencia y la cultura, su uso desmedido y casi exclusivo como consecuencia del «no poder esperar» puede conllevar una gran pérdida de capacidad de autoanálisis y de reflexión consecuencia de la recepción de mensajes fragmentados.

Todo lo anterior, quizás habiendo sido muy crítica en cuanto a las consecuencias que del mundo tecnológico se pudieran derivar en términos de erosión de profundidad intelectual, falta de cooperación social, inhabilidad de comunicacion verbal y aislamiento, en definitiva, no deja de ser una forma de rebelión. En última instancia, lo que pretendo es despertar las conciencias e invitar a que no se renuncie ni al uso del lenguaje escrito en su estado puro, con su riquísimo vocabulario y fascinante sutileza de sintaxis, ni al aprendizaje tradicional, en forma de lectura lineal ni, por supuesto, a la expresión oral.

En definitiva, me fascina la belleza de nuestra lengua que nos permite, entre otras cosas, expresar, exclamar, explicar, exponer, examinar y disfrutar y a la que como activista del lenguaje y comunicación tradicional no quiero renunciar en favor de la prisa por lo inmediato.

 

Delia de Sayas Laín

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